El 18 de diciembre de 2005, Evo Morales accede a la
presidencia de Bolivia con el 54% de votos, el porcentaje más alto desde la
vuelta a la democracia en 1982, y al mismo tiempo enfrenta una oposición
política en contra del proceso de cambio propuesto, la cual empezó a señalar
que había dos Bolivias, una indígena, arcaica, subdesarrollada y pobre asentada
en el occidente y otra moderna, con un mestizaje regional, exportadora y
próspera, en el oriente. La polarización de estas dos naciones hacía inviable
cualquier futuro en común, salvo la construcción de institucionalidades cada
vez más diferenciadas. La existencia de estas “dos Bolivias”, tuvo dos
respuestas en la década del 2000. Por una parte, la respuesta de la élite boliviana
asentada en Santa Cruz: con un regionalismo que devino nacionalismo; y por otra
parte, la propuesta de los movimientos indígenas y populares de constituir un
Estado plurinacional.
Haciendo un análisis de las transformaciones que paso
nuestro Estado, nos preguntamos la diferencia entre dos tiempos muy importantes
la del 52 y la actual Bolivia, donde puntualizamos que en 1952 el Estado pretendió
construir una burguesía nacional y un discurso de mestizaje que unificara estas
“dos Bolivias” en una nación homogénea, con una única lengua, cultura y
territorio, es decir, la reproducción de la nación moderna, intento que no
resulto favorable, pero si, se llego a involucrar al campesino y a la mujer en
la conformación como Estado. Ahora la actual Bolivia implica el pensamiento y
la participación del movimiento indígena contemporáneo como un sujeto
articulador de lo plurinacional, de lo comunitario, de la descolonización, como
el reconociendo lo trascendental
histórico dentro el proceso de transformación actual de un proyecto plurinacional,
tal como se explica en la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia.
En este documento Ximena Soruco Sologuren plantea que el
movimiento indígena popular está constituyendo un proyecto plurinacional que articula
al pueblo, debido a que contienen un horizonte político, y potencialmente un
proyecto societal, para todos, para Bolivia.
Para esto es necesario diferenciar dos dimensiones en el
despliegue de las luchas políticas de las organizaciones indígenas que permita
abordar su potencial como horizonte de liberación para todos, en este tiempo:
una en tanto oprimidos y por tanto interiores al orden moderno colonial, y
otra, como excluidos, como exterioridad de ese orden.
El horizonte entonces une la memoria del pasado,
actualizada en el presente, y la apertura hacia el futuro, también realizada en
el presente, a partir de la búsqueda de la transformación de las condiciones
actuales de dominación. En el caso del horizonte indígena, este sería la
conjunción de memorias del pasado y aperturas hacia el futuro, actualizadas en
el momento presente, en este momento constitutivo. El sujeto indígena no solo
es aquel que porta un proyecto plurinacional porque en la interacción de fuerzas
de la coyuntura, la élite tradicional ha dejado de representar la nación, este
es solo un nivel de análisis. El sujeto indígena puede reconocer su opresión
actual, su exclusión histórica y cuestionar al sistema político porque
actualiza la memoria de otros ciclos rebeldes –y sujetos políticos indígenas–
en los que se reconoció el origen de la dominación y se generó proyectos
políticos diferentes.
Dentro el proceso de cambio, el Sr. Vicepresidente Álvaro
García Linera, plantea los tres ejes transversales que atraviesan al Estado,
para darle una forma particular y estas son; la correlación de fuerzas de la
sociedad o el bloque de poder, el armazón institucional o su
“institucionalidad” y las ideas, discursos y símbolos que lo componen. Al mismo tiempo la intención de construir un
nuevo proyecto social y estatal que se refleja en nuestra Constitución
Política, que reconozca, rescate y respete nuestra diversidad histórica,
lingüística, cultural , ética , institucional, idéntica, civilizatoria, y que acepte la diversidad de nuestras vidas.
Entonces nuestro Estado está atravesando transformaciones
y reconocimientos que implican a toda la sociedad boliviana, donde trata de
acortar diferencias entre el mestizo y el campesino (indio), pero el mestizo en
sus dos universos territoriales en lo general oriente y occidente no se
identifica en su plenitud con el proceso de cambio, porque el gobierno en todo
su concepción y desarrollo de su política destaca y reconoce el liderato del
movimiento indígena, en cambio la participación del mestizo no involucra
grandes masas, mas al contrario se siente relegado al no sentirse parte activa
del proceso. Es por lo que el trabajo de unificación entre las dos Bolivias que
se inicio en 1952 y continua después de un largo paréntesis con Evo Morales, donde
la historia nos dirá si Bolivia alcanzo esa unificación necesaria que demanda
un Estado.
Bibliografía
Ximena Soruco Sologuren,
“Apuntes para un Estado Plurinacional”. La Paz- Bolivia.
Héctor Ramírez Santiesteban
(2009), “Discursos & Ponencias del Ciudadano Vicepresidente Álvaro García
Linera”. El Estado Plurinacional. La Paz-Bolivia.
Salvador Schavelzon (2012), “El
nacimiento del Estado Plurinacional de Bolivia”. La Paz-Bolivia.
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